Todo lo que pueda influir en la atención de los clientes lo tenemos que tener en cuenta. Y los tamaños son una de las cosas con las que podemos jugar a la hora de diseñar un precio. Por ejemplo puedes poner los céntimos más pequeños para que la gente no se fije, eso en combinación con no redondear los precios parecerá que el precio es 1 € más bajo que, dependiendo de ese margen de precio, puede ser mucha diferencia visual. Y en el caso de que hagas una rebaja, aprovecha para poner en una tipografía más grande dicha rebaja, con el fin de llamar la atención.